Atraviesas...
Con la angustia propia de los amantes furtivos, te anhelo como quien desea ver el sol por última vez antes de morir, como quien nunca ha visto una estrella fugaz y tiene en el alma un deseo guardado. Atraviesas el umbral de las caricias y me incendio hasta convertirme en cenizas, sin dolor, sin reparos. Cuando sueño contigo, la ausencia se hace menos y pareces tan real, con ese montón de luciérnagas orbitándonos para alumbrar lo que es eterno, lo que tenemos en las manos… libertad. Atraviesas con tus manos todas mis barreras y me rindo ante la conmoción que me gobierna, que me hace presa del intenso ardor en las costillas y el diafragma porque las mariposas han abandonado su estado de oruga y sus alas me revientan en aleteos las entrañas donde atraviesas con tu luz mis miedos y no puedo más que cerrar los ojos y sentir cómo recorres los caminos, las calles, los centros, el universo entero para tenerme cerca, para prohibirle a la espera que nos devore y nos obligue a olvidarnos,...