Carta al Vacío Vol. 3
Comparo mis memorias con los flashback de una película. De repente estoy así como si nada, y ¡bum!, apareces tú diciéndome algo bonito en cualquier circunstancia y sonrío. Tuve una charla increíble con alguien que te conoce, no sé qué tanto, pero que si te menciono entenderá al instante, y mira que esa charla me hizo pensar en ti. ¿Cómo estás?, ¿qué hay de tu vida?, ¿cómo van las cosas? Preguntas sencillas que daría la vida por responder, pero me niego a preguntar por ti, sería un suicidio. Hoy no te odio. Ayer decidí dejarte atrás. Mañana seguramente te extrañaré un poco de nuevo, y así se nos irá la vida hasta superarlo por completo. Hoy estoy segura de no saber quién eres y de que nunca lo supe. Lo insoportable realmente es que le dieras la razón a todos y tener que guardarme la versión original de lo ocurrido para no confirmar los temores de quienes me hicieron mil advertencias: prohibido enamorarse, prohibido involucrarse, prohibido sentir, prohibido odiar, prohibido reclamar. Pero ya ves tormento, se nos cayó la máscara a los dos. Tú no eras el bueno de la historia y yo no era tan fuerte ni tan madura. Finalmente, aunque intenté no hacerlo, terminé imaginando que habría un después sin importar cuál sería y sin prestarle atención a tus maliciosas intenciones que invitaban a alejarme. Sentí que eras cercano, que podías ser mi amigo. Fallé.
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