Inconsciencia
Creo que he perdido la cuenta del tiempo que has estado dormido. Tal vez nunca te lo dije, pero verte dormir es uno de mis más grandes placeres. A pesar de todo, a pesar del dolor o del engaño, tenerte aquí, junto a mí, es un privilegio… un regalo. Tuve miedo, no lo puedo negar, pensé que te perdería para siempre y ese pensamiento se convirtió en agonía con el paso de los días. No puedo creer cuánto daño pueden hacer las personas sin medir consecuencias; mírate, yo siempre pensé que eras como una roca enorme e infranqueable y ahora estás ahí, conectado a tantos aparatos raros que no pretendo siquiera entender, convertido en un frágil despojo de piel amoratada y rojiza, con los huesos frágiles y las venas a punto de reventar con tantas inyecciones. Pobre de mi niño, con esos ojos hermosos casi perdidos bajo la hinchazón y las ojeras violáceas. Te veo y no lo creo, no hay palabras suficientes para describir la aberrante necesidad que tengo de proteger con mi vida lo poco que me dejaron d...