Herencia
Cuando era muy niño, mi papá me dio esa moneda y me dijo que era una moneda muy costosa, que había sido del abuelo del abuelo del abuelo de mi abuelo, o algo así, y que yo debía cargarla con mucho orgullo porque un día yo sería la cabeza de mi familia, manejaría los negocios y multiplicaría el trabajo de tantas generaciones. Mi padre creció con muchas comodidades pero siempre le hizo falta el amor de su madre. Mi abuelo se casó con la madre de Sofía y Jaime, pero las cosas nunca fueron amables entre ellos, precisamente por los asuntos del dinero. A mi nunca me ha importado el dinero Silvi, siempre ha sido un accesorio que está ahí para solucionar esos asuntos que en realidad no tienen sentido, pero no puedo negar que cuando lo tienes, la vida es más fácil y se abren muchas puertas. Sin embargo, yo era muy pequeño cuando mi papá me regaló la moneda y lo único que me importó era que brillaba mucho y me cabía en el bolsillo. Ahí la he cargado siempre, cada día de mi vida va conmigo donde yo vaya y sin importar cuántos negocios haga o las ganancias que reciba, de todo lo que mi padre me dejó, esa moneda es lo único que tiene valor para mí.
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