No es fácil despertar un día y creer que se puede describir la vida de alguien a quien no se conoce. Pero yo a este “alguien” lo conozco desde hace mucho tiempo. Su nombre tal vez no diga nada, pero su presencia es un sello en la vida de los que alguna vez lo han tenido cerca. Al hacer su entrada triunfal en el escenario, la imponencia de sus pasos, la elegancia en su vestir y su sonrisa llaman la atención de los presentes. Se preguntan quién es, de dónde viene, cuál es su secreto. Él camina como si no notara los ojos que lo siguen en cada uno de sus movimientos, hace una parada para chequear el lugar. Sus enormes ojos verdes perciben la energía que se está gestando allí; toma un vaso con una bebida y se ubica tímidamente en un rincón. Ahora ya no es el centro, tan sólo se siente intimidado por los constantes gestos que hacen algunas señoritas. Un ligero color rojo se ha puesto en sus mejillas. Sabe lo que todo el mundo sabe, que esperaban por él, que para unos llegó en el momento just...